Se nos va el 2020...
- Regis Penedo
- Dec 31, 2020
- 5 min read
…y ¿qué fue de los planes que hace un año estaba haciendo para este 2020 que hoy termina?

Esa seguro es la pregunta que muchos nos hemos hecho en estos últimos días del año. Es una pregunta más que válida ya que muchas cosas no pudieron concretarse debido a restricciones vinculadas a la pandemia. Pero una vez leí que si algo no funciona se vale cambiar el camino pero no la meta.
Recién reflexionaba sobre esto ya que estoy preparando mi agenda y objetivos para el próximo año y hubo cosas que de plano no pude cumplir pero que, replanteando el camino, podría hacerlo, así que corre y va de nuevo, pero de distinta forma.
Esa forma diferente para lograr objetivos y alcanzar metas se basa en cosas que aprendí en este 2020. Fue un año difícil, lleno de retos, aislamiento, confinamiento, soledad y, para muchos, un año de pérdida…pero en medio de todo eso, vale el tiempo preguntarnos ¿qué deja de bueno a nuestras vidas? Tengo la convicción de que cada día, por consiguiente, cada año, nos deja algo positivo y es en eso en lo que he decidido enfocarme. Puedo listar algunos aprendizajes:
a. Podemos planear algo, pero al final Dios nos puede cambiar el panorama
b. Reinventarnos con lo que la vida nos da
c. Aprovechar al máximo cada día
d. Valorar lo que muchas veces hemos dado por hecho
e. Reordenar nuestras prioridades
a. Tenía en mi agenda 2020 todo un tablero de visión bien diseñado, con las imágenes que ayudan a conectar mejor con el objetivo o la meta y ¿qué pasó? Mucho de eso solo se quedó en la imagen y el título porque no se pudo lograr, el panorama cambió y algunas cosas no fue posible cumplirlas. Esto no significa que lo deseche, solo me toca “actualizar” el camino, mi forma en cómo lo lograré. Eso requiere ser flexible ante situaciones como esta.
b. Muchos tuvimos que reinventar algunas cosas, por ejemplo, nuestra forma de trabajar. Tengo la bendición de que mi trabajo se ha podido hacer al cien por ciento en casa y que me han proveído de las herramientas necesarias. Sin embargo, eso implicó reinventar algunas otras cosas estando en casa para respetar horarios, por ejemplo, repartirnos las tareas en casa y fue un “reinventar” la forma en que se hacía para que coincidiera con nuestros horarios de trabajo y entretenimiento (ese nunca ha faltado en casa ni debe faltar en ninguna casa). Y hablando de reinventarnos, vinieron también protocolos…la forma de salir y regresar de hacer algún mandado y la forma en que cualquier cosa que se compra llega hasta nuestros gabinetes. Y es que esta vida en pandemia me trajo: protocolos nuevos o adicionales de higiene y limpieza, teletrabajo, estar en casa más tiempo, compras en línea y mucha reflexión personal.
c. Aprendí también a vivir más y mejor, vivir al máximo cada día con todos sus momentos. Hubo días de mucha frustración, otros de caos, otros de lágrimas, otros de tristeza por saber del sufrimiento de tantas personas, otros con sonrisas y satisfacciones, otros con emociones encontradas, otros de enojo y angustia…pero traté de vivirlos todos al máximo, incluyendo aquellos con emociones negativas, y dar lo mejor de mí en cada situación. Claro que no siempre pude, pero lo mejor es cuando uno es consciente de lo que está viviendo y decide hacerlo todo mejor cada día.
d. Algunas veces nos ha pasado que hemos ido por la vida respirando, conversando con nuestra familia, compartiendo un saludo de buenos días en el trabajo, dando abrazos el día del cumpleaños u otro día festivo, viviendo las tradiciones propias de alguna época y país. Este año nos ha enseñado a valorar todas y cada una de esas cosas con mucha más consciencia. Un día simplemente nos dijeron que debíamos estar en casa, distanciarnos físicamente y usar mascarilla al salir de casa, teletrabajar lo más posible…todo eso significó que las conversaciones con aquellos familiares que no vivimos bajo el mismo techo se limitaran al teléfono y si nos veíamos en vivo, tuvimos que contener ese abrazo que antes era parte natural del saludo. El “buenos días” con los colegas del trabajo se convirtió en un chat o se daba por medio de una cámara en las sesiones de Zoom. Los cumpleaños fueron celebrados a la distancia y recibimos abrazos virtuales. Muchas tradiciones quedaron en suspenso en mi país: procesiones de Semana Santa, ferias patronales, desfiles, rezados. En fin, muchas cosas que dábamos por hechas este año no sucedieron o fueron sustituidas por otra actividad o simplemente no pasaron y esto nos hizo darnos cuenta de que un día vivimos algo y no sabemos si mañana lo tendremos también. Siempre he sido muy apasionada con muchas cosas y este año agradecí por aquellas que este año no hubo y que viví al máximo en años anteriores.
e. Las prioridades definitivamente cambiaron como parte del aprendizaje. La salud subió en la escala al igual que cuidarnos a nosotros mismos y a quienes amamos. En mi caso, aprendí a priorizar mejor mi descanso ya que trabajando en casa existía la tendencia a trabajar más. Conectar con la naturaleza también se volvió prioridad para mí, algo que antes hacíamos sin pensarlo o no hacíamos, se volvió parte de la rutina de muchos para recibir la Vitamina D natural que necesitamos. Comprar lo necesario para vivir se volvió una prioridad para no gastar en cosas que innecesarias. En fin, creo que todos desde nuestra propia experiencia reordenamos prioridades.
En resumen, me atrevo a decir que el 2020 fue un año lleno de sorpresas, retos, lecciones, sentimientos encontrados y reinvención. He leído y escuchado a muchas personas deseando que este año termine, que “ojalá” y nadie diga que está triste porque el 2020 se termina, que este fue un año horrible…no voy a negar que para muchos fue así, especialmente para aquellos quienes perdieron por causa de la pandemia a personas que amaban o tuvieron que cerrar sus negocios o se quedaron sin trabajo, no es mi intención negarlo ni mucho menos minimizar su dolor. Sin embargo, tengo la esperanza que incluso para ellos, el 2020 haya podido dejar algo positivo, algo que nos haga poco a poco ser mejores personas de lo que éramos antes.
Personalmente, agradezco todo lo aprendido en el 2020 y yo sí lo recordaré, no quiero olvidar lo que he vivido hasta hoy…sobre todo porque llegar al 31 de diciembre de 2020 no significa que todo haya terminado, la pandemia no tiene fecha para terminar así que mientras la vida nos siga dando lecciones, no nos queda más que practicar algo con lo que todos nacemos y que se llama Resiliencia que es la capacidad que tenemos como seres humanos de adaptarnos a circunstancias adversas.
Abrazo con empatía a todos aquellos que sufrieron pérdidas de seres queridos, abrazo con solidaridad a quienes perdieron o tuvieron que poner una pausa en sus emprendimientos y aquellos que perdieron su trabajo, pero, sobre todo, abrazo a todos con la esperanza de poder ser nuestra mejor versión y poder encontrar en cada situación adversa las bendiciones que nos deja, siendo la primera el tener VIDA.
Me gustaría compartieran conmigo en los mensajes algo significativo que les haya dejado el 2020.
Este año fue distinto pero para mi fue chilero en el sentido que me concentré en mucho en la teoría musical y aunque me me falta mucho en este tema he avanzado, además aprendí a trabajar remoto y con mucho más éxito [aunque tuve que reinventar xx completo el método] diría que de manera presencial, pero creo que la combinación de ambos mundos nos sería un muy buen balance.